domingo, 25 de julio de 2010


Riesgo de tortura para testigo de Jehova detenido

Nader Nseir, testigo de Jehová sirio de 38 años, se encuentra recluido en régimen de incomunicación desde el 7 de mayo de 2010 y está expuesto a sufrir tortura y otros malos tratos. Se ignora dónde está, por lo que se teme que sea víctima de desaparición forzada.

Nader Nseir es ciudadano sirio y vivía en Líbano junto con su esposa.

Durante una visita que hizo a Siria en 2009, Nader Nseir fue citado por los servicios de Seguridad Política en Latakia, en el oeste del país. Amnistía Internacional ha recibido informes según los cuales lo presionaron para que se hiciera informante de ellos en relación con los Testigos de Jehová, pero el se negó. Le confiscaron el carné de identidad, por lo que, temiendo que no le permitieran cruzar la frontera sin documentación, regresó a Líbano clandestinamente. Allí fue detenido por entrada ilegal en el país y, el 7 de mayo de 2010, fue expulsado a Siria, donde lo detuvieron a su llegada. Desde entonces, su familia ha intentado descubrir su paradero, incluso preguntando, parece, en centros de detención de diversas fuerzas de seguridad, pero las autoridades no han revelado dónde está ni han ofrecido ninguna otra información sobre él.

Los Testigos de Jehová están prohibidos en Siria desde 1964, pero en general se les permite reunirse y celebrar oficios religiosos en privado. La tortura y otros malos tratos son práctica generalizada en los centros de detención e interrogatorio sirios, y los detenidos están especialmente expuestos a sufrirlos durante su reclusión en régimen de incomunicación. En 2009 se produjeron al menos siete muertes a causa posiblemente de tortura y otros malos tratos bajo custodia.

ESCRIBAN INMEDIATAMENTE en árabe, en inglés en francés o en su propio idioma:

n Expresando alarma por la posibilidad de que Nader Nseir sea víctima de desaparición forzada, pues lleva más de dos meses detenido en régimen de incomunicación, aparentemente en un lugar desconocido, y según informes, las autoridades se han negado a revelar su paradero, por lo que está expuesto a sufrir tortura y otros malos tratos.

n Instando a las autoridades a que revelen de inmediato su paradero y el motivo de su detención y garanticen que tiene acceso a su familia, a un abogado y a los servicios médicos que pueda necesitar.

n Instándoles a que lo dejen en libertad de inmediato si no está acusado de ningún delito común reconocible.



ENVÍEN LOS LLAMAMIENTOS, ANTES DEL 24 DE AGOSTO DE 2010, A:





Presidente

President

His Excellency Bashar al-Assad

Presidential Palace

al-Rashid Street

Damascus, Siria

Fax: +963 11 332 3410

Tratamiento: Your Excellency / Señor Presidente







Ministro del Interior

Minister of Interior

His Excellency Major Sa’id Mohamed Samour

Ministry of Interior

‘Abd al-Rahman Shahbandar Street

Damascus, Siria

Fax: +963 11 222 3428

Tratamiento: Your Excellency / Señor Ministro





Ministro de Asuntos Exteriores

Minister of Foreign Affairs

His Excellency Walid al-Mu’allim

Ministry of Foreign Affairs

Abu Rummaneh

al-Rashid Street

Damascus, Siria

Fax: +963 11 332 7620 (insistan sin o comunican en seguida)

Tratamiento: Your Excellency / Señor Ministro

Por amnistia internacional
si desea visitar el sitio oficial pege esta url http://amnistia.org.mx/contenido/2010/07/13/riesgo-de-tortura-para-testigo-de-jehova-detenido/

sábado, 10 de julio de 2010

¿Escuchamos a Dios todos los días?


¿VERDAD que todos nos miramos con frecuencia al espejo? La mayoría lo hacemos al menos una vez al día, y algunos puede que más. La razón es que a todos nos importa cómo nos vemos.

Pues bien, leer la Biblia es como mirarse en un espejo (Santiago 1:23-25). Su mensaje inspirado por Dios nos permite ver nuestra verdadera personalidad. Como dice Hebreos 4:12, “penetra hasta dividir entre alma y espíritu”; es decir, nos ayuda a distinguir entre lo que parece que somos y lo que realmente somos. Y al igual que un espejo, nos muestra qué cambios debemos hacer.

Pero la Palabra de Dios no se limita a indicarnos los aspectos que debemos mejorar; también nos enseña la manera de lograrlo. El apóstol Pablo explicó que la Biblia cumple diversas funciones: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16, 17). Es interesante notar que de las cuatro funciones aquí mencionadas, tres —censurar, rectificar las cosas y disciplinar— conllevan cambios de actitud y conducta. Si nuestro exterior nos importa tanto que todos los días nos miramos en el espejo, ¿no debería importarnos más saber cómo somos en nuestro interior? Pues la única forma de averiguarlo es leyendo la Biblia a diario.

Recordemos qué fue lo que Jehová Dios le dijo a Josué cuando le confió la dirección de Israel: “Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente” (Josué 1:8). Para tener éxito en su labor, Josué tenía que leer la Palabra de Dios “día y noche”, esto es, de forma regular.

El Salmo 1 también destaca los beneficios de la lectura diaria de la Biblia. Allí dice: “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no se ha parado, y en el asiento de los burladores no se ha sentado. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:1-3). Obviamente, todos queremos que nos vaya tan bien como al hombre que aquí se describe.

De ahí que muchas personas tengan la costumbre de leer la Biblia todos los días. Cuando se le preguntó a cierto cristiano por qué lo hacía, dijo: “Si oro a Dios varias veces al día y espero que me escuche, ¿no debería yo también escucharlo a él leyendo su Palabra a diario? Un buen amigo no habla todo el tiempo, también escucha”. En efecto, leer la Biblia es como escuchar a Dios diciéndonos lo que piensa sobre diversos temas.

Cómo lograrlo
Quizás ya haya intentado antes seguir un programa de lectura de la Biblia. Sin duda, leerla de principio a fin es una buena forma de profundizar sus conocimientos bíblicos. No obstante, hay quienes han empezado a hacerlo en numerosas ocasiones, pero no han conseguido terminarla por una razón u otra. ¿Le ha pasado a usted lo mismo? A continuación le damos dos sugerencias que pueden ayudarle a alcanzar la meta de leer la Biblia entera.


¿Por qué no aparta un momento para leer la Biblia cada día?
Fije un horario específico. Piense en qué momento del día podría leer la Biblia, y apártelo para ese fin. Pero por si algo le impide hacerlo en ese momento, tenga preparada también una segunda opción. De este modo será más difícil que pase un día sin que haya leído la Palabra de Dios. Así imitará a ciertos ciudadanos de la antigua Berea, de quienes se dijo que “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).

Tenga un objetivo claro. Por ejemplo, si quiere leer la Biblia entera en solo un año, tendrá que leer entre tres y cinco capítulos al día. El programa de la siguiente página demuestra cómo hacerlo. ¿Por qué no trata de seguirlo? Primero, indique bajo la columna con la palabra “Fecha” cuándo planea leer cada grupo de capítulos. Luego haga una marca en la casilla correspondiente a medida que los vaya leyendo. Así podrá llevar registro de su lectura.

Pero no se conforme con leer la Biblia entera una sola vez. Puede usar el mismo programa para hacerlo todos los años, quizás empezando por una sección diferente en cada ocasión. O si prefiere leerla a un ritmo más lento, puede repartir entre dos o más días la lectura asignada para un día.

La Palabra de Dios puede leerse multitud de veces, y siempre descubriremos detalles nuevos que afecten nuestra vida, cosas que nunca antes habíamos notado. ¿Sabe por qué? Porque “la escena de este mundo está cambiando” y, como resultado, nuestras circunstancias varían constantemente (1 Corintios 7:31). Por lo tanto, resuélvase a mirarse todos los días en el espejo de la Palabra de Dios, la Biblia. Así escuchará a diario lo que Jehová Dios le quiere decir (Salmo 16:8).

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