Jesús acababa de celebrar la Pascua judía y ya había despedido a Judas Iscariote, el apóstol que estaba a punto de traicionarlo. Mateo, uno de los once apóstoles presentes, escribió: “Mientras continuaron comiendo, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y, dándolo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo’. También, tomó una copa y, habiendo dado gracias [en griego, eukjaristésas], la dio a ellos, diciendo: ‘Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto”, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados’” (Mateo 26:26-28).
Tanto Jesús como los demás siervos de Dios tenían la costumbre de orar para dar gracias por la comida (Deuteronomio 8:10; Mateo 6:11; 14:19; 15:36; Marcos 6:41; 8:6; Juan 6:11, 23; Hechos 27:35; Romanos 14:6). ¿Hay alguna razón para creer que, al dar gracias en esa ocasión, Jesús realizó un milagro y que, por lo tanto, sus seguidores consumieron literalmente su carne y su sangre?
¿“Esto es”, o “Esto significa”?
Es verdad que muchas traducciones de la Biblia vierten las mencionadas palabras de Jesús de esta manera: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo” y “Beban todos de ella: estoes mi sangre” (Mateo 26:26-28, La Nueva Biblia Latinoamérica, cursivas nuestras; véase también la Biblia de Jerusalén Latinoamericana). También es verdad que el término griego estín —una forma del verbo que se traduce “ser”— esencialmente significa “es”. Pero también puede verterse como “significa”. Cabe señalar que, en muchas versiones de la Biblia, este verbo se traduce con frecuencia por “representa”, “significa” o “es decir”.
En todo caso, Jesús no podía referirse a que sus seguidores estuvieran comiendo su carne y bebiendo su sangre literalmente. ¿Por qué no? Veamos. Después del Diluvio de Noé, Dios concedió permiso al hombre para que comiera la carne de animales, pero prohibió específicamente el consumo de sangre (Génesis 9:3, 4). Esta prohibición se repitió en la Ley de Moisés, que Jesús obedeció fielmente (Deuteronomio 12:23; 1 Pedro 2:22). Y posteriormente, los apóstoles —guiados por el espíritusanto— repitieron la prohibición de consumir sangre, con lo que esta pasó a ser una ley obligatoria para todos los cristianos (Hechos 15:20, 29). ¿Instituiría Jesús una celebración que exigiera a sus seguidores desobedecer un decreto sagrado del Dios todopoderoso? ¡Claro que no!
Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte
Es obvio, pues, que Jesús utilizó el pan y el vino como símbolos. El pan sin levadura significaba, o representaba, el cuerpo sin pecado que iba a sacrificar. El vino tinto representaba la sangre que iba a derramar “a favor de muchos para perdón de pecados” (Mateo 26:28).
El propósito de la Cena del Señor
Jesús concluyó la primera celebración de la Cena del Señor con estas palabras: “Sigan haciendo esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). Dicha celebración nos trae a la memoria lo que hizo Jesús y las cosas maravillosas que se lograron con su muerte. Nos recuerda que Jesús defendió la soberanía de su Padre, Jehová. También nos recuerda que mediante su muerte como hombre perfecto, sin pecado, Jesús dio “su alma en rescate en cambio por muchos”. El rescate hace posible que todo el que tenga fe en su sacrificio redentor quede libre del pecado y alcance la vida eterna (Mateo 20:28).
Pero, ante todo, la Cena del Señor es una comida de comunión de la que participan 1) Jehová Dios, quien dispuso lo necesario para el rescate, 2) Jesucristo, “el Cordero de Dios”, quien proveyó el rescate, y 3) los hermanos espirituales de Jesús. Al participar del pan y el vino, estos últimos demuestran que están en completa unidad con Cristo (Juan 1:29; 1 Corintios 10:16, 17). También demuestran que han entrado en “el nuevo pacto” como discípulos de Jesús ungidos por espíritu santo. Estos son los que gobernarán con Cristo en el cielo en calidad de reyes y sacerdotes (Lucas 22:20; Juan 14:2, 3; Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10).
![Celebrando la Conmemoración de la muerte de Jesucristo](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_twdmyNfAOZakojRAq2sI0VOvLpFKEmuD63If7J2GkGQFRqo1FfLh2tGWgs1FkOE71OxCotFgNS83yLvvjq6FxG4XQ98nvMiWoOl8zlhxlsRaptsLs=s0-d)
Celebrando la Conmemoración de la muerte de Jesucristo
¿Cuándo debería celebrarse la Conmemoración? Para averiguarlo, recordemos que Jesús decidió instituir esa celebración en una fecha en particular: el día de la Pascua. Durante más de mil quinientos años, cada 14 de nisán del calendario judío, el pueblo de Dios había celebrado la Pascua para conmemorar un sobresaliente acto de salvación de Jehová a favor de ellos. Es obvio, pues, que Jesús estaba enseñando a sus discípulos a celebrar en esa misma fecha el supremo acto de salvación que Dios llevaría a cabo mediante la muerte de su Hijo. Por tanto, los verdaderos seguidores de Jesús asisten cada año a la Cena del Señor el día que coincide con el 14 de nisán.
¿Lo hacen solo por apego a cierto rito? Para ser sinceros, eso es precisamente lo que impulsa a muchos a celebrar la eucaristía. La autora del artículo de la revista Timemencionado antes dijo: “Participar en antiguos ritos practicados por tantas personas hace que uno se sienta muy bien”. Al igual que bastantes católicos de la actualidad, ella prefiere que la ceremonia se realice en latín, como antaño. ¿Por qué? “Me gusta escuchar la misa cantada en un idioma que no entiendo porque no me suele agradar lo que oigo en inglés”, reconoció.
Vivan donde vivan, los testigos de Jehová, así como millones de personas interesadas en la Biblia, prefieren celebrar la Cena del Señor en su propio idioma, pues así pueden comprender mejor el significado y el valor de la muerte de Cristo. Esas son cuestiones importantes que deben formar parte de nuestros pensamientos y nuestras conversaciones a lo largo del año. Para los testigos de Jehová, celebrar la Conmemoración es la mejor manera de seguir recordando el profundo amor de Jehová Dios y de su Hijo, Jesucristo. Además, les ayuda a seguir “proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue” (1 Corintios 11:26).
Publicado en La Atalaya del 1 de abril de 2008 |
|